“Las cosas no son lo que parecen ser” es una expresión repetidamente usada por matemáticos, físicos teóricos, filósofos y hasta por Sherlock Holmes. Parece que todos ellos, muy atentos estudiosos del universo en sus variadas manifestaciones, han logrado detectar que lo observado depende de varios factores. Uno, la clase de universo en que se encuentre el observador. Dos, los diferentes elementos usados para esa detección. Tres, la percepción del espacio-tiempo que maneje el investigador. Cuatro, la formación científica de quien va a reportar lo visto.De todo lo anteriormente expuesto, se podría concluir que no existe ninguna realidad, dado que todo lo reportado es una especie de flujo cambiante de información que cubre todo lo que ha existido, lo existente y lo que existirá, siguiendo una cierta programación maestra que rige la marcha del universo hacia su extinción final, traducida por los científicos como EL FIN ENTRÓPICO.¿Sobreviviremos de alguna manera dentro de ese aparente caos? Confiemos en que todo es susceptible de cambio y que es posible alcanzar un nivel superior de existencia.