En estos tiempos de inquietudes y anhelos por la conformación y consolidación de sociedades democráticas, la educación vuelve a tener un papel fundamental en la formación de la ciudadanía que éstas requieren. Son los ciudadanos los que pueden defender y fortalecer la democracia, al constituirse en actores destacados en el entramado de relaciones de poder entre la sociedad civil y los sectores gubernamentales que ejercen el poder del Estado. En este sentido, se hace imperativa la reflexión sobre las posibilidades y obstáculos de la educación, los educadores e instituciones educativas, en su acción en favor de la formación de una ciudadanía democrática, particularmente, en el marco de la actual complejidad de las sociedades latinoamericanas. En atención a tal exigencia y desde una perspectiva pedagógica histórico-crítica, se nos plantea la necesidad de re-significar la dimensión política y ética de la educación y de los educadores, y abogar por una educación que promueva en los ciudadanos y ciudadanas, su participación de manera reflexiva y activa en la construcción de sociedades con mayores niveles de libertad, justicia y bienestar para todos.