Existen temas escabrosos, los relacionados con aspectos sociales de índole conflictiva por naturaleza lo son, tanto en la realidad como en su abordaje. En un país como Guatemala, representan la comidilla cotidiana de los noticieros: escritos, televisados, electrónicos y demás probables. La violencia y el delito no se apartan del menú del día, de manera constante acechan los medios y a la vuelta de cualquier esquina. Es una constante relacionada con la actividad violenta-delictiva, la falta de imputación específica, no digamos condenas judiciales, alcanzando altos niveles de impunidad. Las agrupaciones conflictivas van más allá de las expresiones juveniles de conformación pandilleril. El término grupo conflictivo alberga más expresiones de conformación colectiva que el concepto mara, especializado para denominar una de las formas posibles de considerar dentro de aquel que le contempla. En Guatemala, una de las cincuenta ciudades más violentas del mundo, es común la integración colectiva clandestina con objetivos ilícitos. La ciudad también constituye cuna de pensadores, quienes carentes de oportunidades cohabitan con delincuentes, sin esperanza de mejorar su forma de vida.