La enfermedad ocular crónica secundaria a Síndrome de Stevens Johnson representa una amenaza grave para la visión y la calidad de vida de quienes lo padecen. Por tal motivo es importante realizar un reconocimiento precoz y multidisciplinario, con el fin de disminuir secuelas que pongan en riesgo la funcionalidad del paciente. Se debe realizar un manejo escalonado de acuerdo a la clínica presentada, iniciando con medicamentos tópicos, procedimientos quirúrgicos y medicamentos sistémicos de fase aguda y crónica. Con respecto a la fase crónica de la enfermedad y basados en el tipo de inflamación presente en el paciente, hay diversos medicamentos que pueden ser usados para restaurar la superficie ocular. La ciclosporina sistémica puede convertirse en una alternativa para prevenir o posponer a futuro nuevas intervenciones quirúrgicas, ya que es un medicamento con buen perfil de seguridad, mecanismo de acción claro y buena eficacia.