Para enfrentar la crisis ecológica actual es central tener una noción clara de por qué respetar a la naturaleza. Tal crisis tiene que ver con nuestra crisis cultural propiciada por el patriarcado judeo-cristiano. Desde la ética de Aldo Leopold y desde el concepto ético frommiano de biofilia, podemos entender que hay una comunidad de lo vivo que se rompió con la implantación del patriarcado como contraposición del hombre a la mujer y la subordinación y dominio de ésta. Este libro revisa entonces el neolítico, en donde predominaba la igualdad interhumana así como la igualdad básica de la humanidad con todo lo vivo, considera importante aprender de este periodo (sin necesidad de repetirlo regresivamente) y aprender también del planteamiento ético de Leopold y del eco-feminismo, los cuales piensan el sujeto ético como insuficiente y relativo, como afectado por todos los vivientes y nos proponen la tarea ética de cuidar la Tierra y preservar su integridad, estabilidad y belleza. Al final, el libro plantea la unión de la ética y de la superación de los propios límites viviendo en el goce del ser y estar vivo, y dejando atrás el afán de tener.