En "El insomnio de Bolívar", dice Jorge Volpi: “Seamos radicales: la Literatura Latinoamericana ya no existe. Preciso: existen cientos o miles de escritores latinoamericanos o, mejor dicho, cientos o miles de escritores chilenos, hondureños, dominicanos, venezolanos, etcétera, pero un cuerpo literario único, dotados con rasgos reconocibles, no”. Estas palabras no nos desaniman, por el contrario, las tomamos con entusiasmo para celebrar, paradójicamente, la diversidad como ese rasgo distintivo de eso que llamamos "literatura Latinoamericana". Acudimos a esta idea para decir lo que no es este conjunto de ensayos: un estudio de la literatura latinoamericana, sino más bien, un estudio de la literatura en Latinoamérica. Cierto que no podemos fijar un criterio unificador entre la variedad de autores escogidos, pues ¿qué comparten estilística y conceptualmente autores como Paz, Guillermo Sucre, Oswald de Andrade, Lezama Lima y Garmendia?, por nombrar sólo algunos. Lo que sí podemos decir con certeza, es que cada uno asume, desde esa diversidad, metáforas de la identidad (¿latinoamericana?) y/o metáforas de la intimidad. Retratos de país, retratos del ser: es ahí donde se encuentran.