En el libro, se establece un abanico de conexiones que nos revelan, en términos macroeconómicos, el mapa de las relaciones comerciales Portugal-España, entre 1774-1860. Recurriendo a fuentes cuantitativas y cualitativas, se buscan los elementos representativos de la importancia de España en el comercio exterior portugués. Se plantean varias cuestiones: ¿cuáles son los efectos del Tratado de 1810 sobre la estructura de las relaciones comerciales luso-españolas? Y Portugal, ¿qué ventajas obtendría de las importaciones españolas? ¿Se conciliarían éstas con los intereses ingleses? Con la intención de hacer más nítidas y presentes las vías complementarias del comercio ibérico, se da una particular importancia a la lana. Por último se desvelan algunos de los circuitos del contrabando, penetrando en su modus operandi y, a partir de la correspondencia consular, se teje parte de una trama intensa, activa e inconmensurable, que encuentra su viabilidad en una connivencia popular que habla el idioma del mundo social y, a pesar de las medidas específicas, en una falta de voluntad política común a los dos países, que radica en opciones que un gobierno prudente siempre resguarda.