1989 fue un año bisagra para el mundo y para la República Argentina. Aunque lejos geográficacamente, la caída del Muro de Berlín y el ascenso de Carlos Menem al gobierno tienen un punto de contacto: los cambios paradigmáticos. Con la caída del Muro se inicia la post guerra fría y la construcción de un nuevo orden internacional. Estados Unidos asume el liderazgo de la política mundial. Por su parte, Carlos Menem llegó al poder, seis meses antes de lo establecido, en el marco de profunda crisis socioeconómica. Desde los lineamientos teóricos del Realismo Periférico, propugnados por Carlos Escudé, y en sintonía con una visión pragmática de la Política Exterior, definió el interés nacional en términos económicos. El alto alineamiento con Estados Unidos y el alto perfil en los organismos Internacionales le permitirían, según su visión, insertar a Argentina exitosamente en el nuevo orden mundial. La participación de las Fuerzas Armadas en Misiones de Paz de Naciones Unidas fue una de las apuestas del viraje estratégico. La ex Yugoslavia se constituyó en un caso testigo de los conflictos internacionales de nuevo cuño y de la decisión estratégica del primer gobierno de Carlos Menem.