El ácido acetil salicílico, conocido popularmente como aspirina, fue sintetizado a finales del siglo XIX. Poco después de su uso terapéutico, se describieron reacciones anafilactoides inducidas por su ingesta. Una descripción completa de un síndrome inducido por la aspirina fue hecha en 1968 por Max Sampter y Ray Beer. Esta entidad se conoce actualmente como enfermedad respiratoria exacerbada por aspirina (EREA), la cual se caracteriza por poliposis nasal, sinusitis eosinofílica hipertrófica crónica, asma y sensibilidad a drogas antiinflamatorias no esteroideas (principalmente la aspirina). No se conoce completamente la patogénesis de la EREA, pero se sabe que no es una respuesta de tipo alérgico y que en ella, las vías metabólicas lipídicas ciclooxigenasa y lipooxigenasa están alteradas. La ingesta de aspirina por personas que ignoran padecer EREA pudiera ser fatal. Su diagnóstico sólo se puede establecer provocando una respuesta del paciente a la droga, lo cual no deja de ser riesgoso. La investigación actual sobre este síndrome busca desentrañar a nivel molecular su fisiopatología, lo cual redituará en mejores herramientas diagnósticas y terapéuticas.