Los ETP incluyen una serie de metales tóxicos: Cu, Pb, Cd, Zn, Cr, Ni, As, Se, Hg, Tl y Sb. Se trata de elementos acumulativos y no biodegradables: algunos de ellos son esenciales a bajas concentraciones, y tóxicos cuando estas últimas superan un cierto umbral, mientras que otros son tóxicos por sí mismos. Los ETP pueden aparecer en los suelos de modo natural, o como resultado de actividades antrópicas. Aunque la mayoría de estos elementos no tienen ninguna función biológica, las plantas son capaces de absorberlos, por lo que existe el riesgo de incorporación a la cadena trófica. La contaminación de suelos es un problema ambiental grave que afecta a muchos países. Las actividades de extracción y concentración de minerales, así como procesos industriales en los que los minerales aparecen como materias primas y residuos, han contribuido considerablemente a la incorporación a los suelos de ETP. La falta de control y correcta manipulación sobre los residuos, generados en estas actividades, ha hecho que éstos simplemente se fueran depositando en escombreras, con el consiguiente riesgo de contaminación para los suelos, aguas, plantas y la posible incorporación en la cadena trófica.