Los cambios que experimentan hoy las universidades, se hayan impulsados por una parte, por las crecientes demandas que plantea la sociedad a las instituciones formadoras, en términos de desarrollo de competencias profesionales requeridas por el mundo laboral; y por otro, por los nuevos escenarios originados en la denominada sociedad del conocimiento, que a raíz del desarrollo de las tecnologías ha rediseñado las formas de acceder y de procesar la información. A su vez, la investigación psicológica sostiene que la efectividad de los procesos formativos en la educación superior, está fuertemente determinada por la centralidad que posea el aprendizaje, lo que equivale a establecer la centralidad en la actividad cognitiva y metacognitiva de los aprendices con el fin de construir el conocimiento. Puesto que las prácticas existentes hoy, en la mayoría de las aulas universitarias distan mucho de este modelo, orientando los esfuerzos más bien a actividades puramente transmisivas, con un rol pasivo del estudiante, es que nos ha parecido conveniente publicar esta experiencia como propuesta concreta acerca de las nuevas formas de aprender en los contextos de educación superior.