Los procesos electorales aunque no logran seducir a la mayoría de ciudadanas y ciudadanos para incorporarse al debate sobre la agenda política, social y económica, constituyen instancias relevantes en las que se proponen y promueven programas de gobierno que responden a diferentes visiones sobre la realidad. Es de esperar que los partidos políticos y las alianzas que postulan candidatos a cargos públicos electivos hayan elaborado un mapeo de necesidades y construido problemas que con la aplicación de políticas públicas eficaces serían solucionados en el período de una gestión de gobierno o bien establecerían las directrices a través de verdaderas políticas de Estado que permanezcan estratégicamente más allá de los cambios de gobierno. Las campañas electorales como instrumentos impactantes de construcción de significados orientan el debate en torno a algunos tópicos que se manifiestan más en el plano simbólico que en el campo de los compromisos para la formulación de políticas. Tras cada elección queda la sensación que una vez finalizados los tiempos electorales y las campañas políticas, la realidad no encuentra soluciones.