Las relaciones de México con los países de América Latina han estado mediadas por la presencia dominante de Estados Unidos. México ha experimentado de manera inmediata el poder de la potencia, por lo que ha tenido que centrar su política exterior en esta relación. Ante esta realidad, el sur del continente ha ocupado un lugar secundario, pero esencial, en la política exterior mexicana, ya que las relaciones con América Latina le han permitido equilibrar la relación con el vecino del norte. Es justamente en América Latina donde la política exterior obtuvo cierto prestigio y afirmó un grado de independencia ante Estados Unidos. Con el cuestionamiento de las bases de la política exterior, sobre todo en el sexenio de Vicente Fox, las relaciones con algunos países de la región fueron replanteadas. En las interpretaciones de estos cambios se ha argumentado que la inexperiencia del nuevo gobierno provocó las transformaciones; por nuestra parte sostenemos que éstas han sido implementadas con el objetivo de reestructurar las relaciones exteriores y ponerlas acorde con los nuevos intereses del Estado.