El cambio de concepto, acuñado por la OMS en 1998, que sustituye el término de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) por el de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) se sustenta, en que el término "enfermedad", es inapropiado para designar a las infecciones que son asintomáticas y que pasan desapercibidas para las personas con consecuencias, en ocasiones, irreversibles. En recién nacido, las ITS se pueden adquirir in útero o al paso por el conducto del parto; en lactantes mayores, preescolares y adolescentes la transmisión tiene lugar por abuso sexual o a la precocidad en explorar la identidad sexual. Los reservorios son pacientes infectados sintomáticos o asintomáticos. Hasta los años 70’s, el espectro clínico de las ITS se movía entre gonococia, sífilis y chancro blando, lo que dio por llamarlas de 1ª generación. El contacto urogenital puede inocular patógenos de transmisión sexual en mucosa oral o faringe. El coito anal receptivo predispone la ITS peri-anal, anal y rectal. Dentro de la clasificación de ITS, se encuentran, infecciones con ulceras genitales o lesiones “in situ”: sífilis, chancro blando, linfogranuloma venéreo, granuloma inguinal, herpes simple y papilomavirus.