El problema del patrimonio urbano, su preservación y su puesta en valor ha quedado habitualmente encerrado en los límites relativamente excluyentes del campo de la cultura o de la antropología, donde separado de sus dimensiones sociológicas y económicas, se ha ido elaborando con materiales ideológicos diversos que alteran y desvirtúan su naturaleza. Aquí se ensaya una revisión del problema cuyo objeto es situar el patrimonio urbano, la ciudad histórica, en el centro de los procesos de transformación de la sociedad y de su sustrato material a lo largo del tiempo. Se trata en realidad de rescatar su verdadera dimensión, como protagonista de la ciudad y de su historia, como un operador activo de sus procesos de transformación, devolviéndole su existencia y su sentido temporal. Este nuevo enfoque sugiere la posibilidad de que la ciudad histórica, con sus propiedades complejas y sus modalidades no dominadas, pueda inspirar el modelado de una ciudad alternativa, en cierto modo emancipadora: una ciudad de ciudadanos en armonía con el mundo físico y sus leyes naturales.