Los herbicidas basados en el glifosato son los más utilizados en el mundo. En los últimos años su uso se ha incrementado notablemente debido a varios factores: aumento en la producción de soja utilizando en la mayoría de los casos semillas resistentes al glifosato, aparición de malezas resistentes que requieren de mayores dosis, aplicación de prácticas de siembra directa y reducción del precio del producto. La toxicidad de estas formulaciones es compleja, no sólo por las diferentes sales de glifosato sino también por la presencia de surfactantes que varían en su concentración y naturaleza. La intoxicación en los seres humanos y los efectos ambientales depende de todos los componentes de la mezcla. Estudios en EEUU. y Europa han encontrado residuos de glifosato en concentraciones que exceden los niveles máximos en barros de tratamiento de efluentes de plantas potabilizadoras. Las plantas de potabilización tradicionales no son eficientes en su remoción y ello ha impulsado el desarrollo de otras tecnologías. Paralelamente en distintas partes del mundo se impulsa la agricultura intensiva sustentable como una alternativa al uso de agroquímicos.