Una de las debilidades del Sistema Nacional de Salud es la descoordinación entre Atención Primaria y Atención Especializada. Ambas se han desarrollado y progresado en los últimos 25 años, pero no han logrado una simbiosis para actuar sinérgicamente en beneficio del paciente. La derivación de pacientes desde Atención Primaria a los niveles especializados conlleva distorsiones graves: listas de espera excesivas, injustiticadas demoras y repetición de pruebas diagnósticas, interconsultas cruzadas, etc y, sobre todo, hiperburocratización con enlentecimiento del proceso diagnóstico y terapéutico. Esta falta de fluidez actúa negativamente sobre el paciente. La colaboración personal entre los médicos de Atención Primaria y los médicos especialistas en Medicina Interna, como coordinadores y responsables, de los pacientes subsidiarios de derivación a las especialidades del área Médica, resulta interesante de estudiar. Para ello sometemos a un grupo a este tipo de atención, frente a un grupo control por el sistema clásico. Los resultados muestran una mejoría significativa de las variables del grupo estudio frente al grupo control, destacando el efecto sobre las demoras y la satisfacción.