La construcción de buenos gobiernos locales en México sigue siendo una tarea pendiente no solo para los actores políticos, sino para toda la sociedad. De la gran cantidad de temas que es necesario atender sobresale el referente la política social, misma que ha estado demasiado influenciada en su diseño por una visión economicista que se agota en la numeralia de la pobretología, centralista en la gestión y distribución de los recursos y asistencialista en el espíritu que la ánima. Llevar a cabo la política social desde los gobiernos locales tiene varios significados, primero, transformar la institución municipal en espacio de representación y gestión eficiente en lugar de instrumento de control de las comunidades; segundo, incrementar y consolidar sus capacidades, sobre todo aquellas relacionadas con la atención de las necesidades la población y la formulación de nuevas opciones de política que rebasen el asistencialismo en la respuesta de las problemáticas; tercero, el fortalecimiento de la democracia como proceso central de la formación del gobierno.