El incremento en la producción y distribución de artefactos manufacturados e industriales a escala global, consecuencia del desarrollo tecnológico acaecido durante la Revolución Industrial, afectó la forma de vida de la mayoría de las sociedades incluidas en la red de la expansión mercantil y capitalista. En este contexto, la adquisición o apropiación y el uso de artefactos manufacturados e industriales de metal, habrían generado procesos de exclusión e inclusión en la conformación de grupos sociales. En nuestro caso, durante el siglo XIX, la Frontera del Sur planteada contra el indígena, no escapó a esta dinámica. Este espacio se caracterizó por ser escenario de múltiples relaciones sociales interculturales, donde la tensión y el conflicto constituyeron una constante. Fue en este ámbito, donde los grupos indígenas y militares, incorporaron variados objetos de metal en sus prácticas cotidianas por medio de diversas vías de obtención: importación, envíos, intercambio, saqueos o regalos como parte de los tratados, etc. Las formas de apropiación y el uso diferencial de estos nuevos elementos de metal habrían condicionado sus prácticas sociales, generando lazos identificatorios.