La figura infantil parece etérea, quizá por ello, las concepciones sobre la infancia atienden desde el amor y enternecimiento que han sentido los progenitores por sus hijos hasta la crueldad de que han sido víctimas los niños a lo largo de la historia. En el campo literario universal, el tema de la infancia es cada vez más socorrido. El romanticismo, con base en el concepto de inocencia, traza imágenes infantiles angelicales, pero pronto el realismo y la concepción de que el niño ya nace con una mancha y que debe expiar “sus culpas”, determinan representaciones más crudas del infante. La literatura decimonónica suma al niño, como personaje, a una serie de figuras marginadas cuyas voces han sido excluidas. Este trabajo estudia los espacios de la recreación literaria de la figura infantil en los ámbitos familiares, escolares y religiosos, inclusive la calle. Y si en el espacio cotidiano el niño se encuentra subordinado y desvalido, en el mítico su nacimiento, como repetición de un ritual divino, la creación, es un acto regenerativo, un adalid de la Patria y aún más, un pilar para la manutención del cosmos.