Desde una lógica multidimensional y estratégica, la literatura reporta la existencia de una relación positiva y significativa entre la Gestión de la Calidad Total y la Capacidad de Innovación Empresarial (Perdomo-Ortiz, González-Benito y Galende del Canto (2004). Tal relación ha sido abordada desde dos niveles o enfoques de análisis diferentes. El primero considera la GCT como una “plataforma propicia” para el desarrollo de innovación, entendiendo ésta última como una capacidad dinámica de la empresa. El segundo análisis se centra en la forma como la GCT afecta a los factores determinantes de la innovación. El enfoque de análisis de la relación GCT e innovación se concentra en el análisis de la manera como la GCT incide en la presencia y desempeño de los factores o determinantes internos de la innovación. Mientras la correcta asignación de recursos (financieros, humanos, etc.), apoyados en una estrategia corporativa coherente, determina el resultado innovador de las empresas, según Read (2000), diversos elementos intangibles como el conocimiento y las relaciones de la empresa, se convierten en fuentes de ideas innovadoras, de acuerdo a Kumar y Saqib (1996).