Los ecosistemas de pastizal son comunidades vegetales integradas en su mayoría por especies herbáceas, en otras con matorrales y escasamente con árboles. Están presentes en grandes extensiones, que según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) constituye la cuarta parte de la superficie terrestre, que se localizan desde las sabanas tropicales hasta los prados alpinos y andinos, en situaciones climáticas variadas desde las húmedas hasta las áridas. Son muy importantes para la humanidad, tanto por su valor económico y los servicios ecosistémicos que prestan a toda la humanidad en su conjunto. Sin embargo, tienen un desarrollo limitado frente a los bosques por varios factores como: la altitud por su ubicación entre la base de los picos de montaña o nevados y el límite superior de la línea de bosques, los suelos muy frágiles y propensos a la erosión por la configuración de relieve accidentada con fuertes pendientes, el régimen hidrológico con baja precipitación anual, el clima frígido en especial en las horas nocturnas.