En este trabajo se tratan tres temas que, interrelacionados, llevan a plantear el proceso de cambio de la España de los últimos cuarenta años: la inmigración, el pluralismo religioso y los cambios que estos factores han causado en el campo religioso. El catolicismo, sobre todo oficial-jerárquico, pierde terreno. La secularización se acelera desde los años ochenta, causando una “descatolización” de las instituciones sociales y de las conciencias y prácticas individuales. Contradictoriamente, junto a la pérdida de la religiosidad católica oficial, se da al mismo tiempo una revitalización del campo religioso, una cierta des-secularización que se manifiesta en la fuerza que sigue teniendo el catolicismo popular y en la visibilidad cada vez mayor de otras religiones. Este pluralismo religioso proviene en gran parte de la inmigración. Se analiza también la incidencia del campo religioso en la realidad social; en la línea de la teoría de Marcel Mauss del “hecho social total”, la funcionalidad social y cultural de la religión se postula como mecanismo adaptativo de los inmigrantes y como factor determinante de los procesos de identificación de los españoles.