Tanto en Chile como en el mundo, las políticas de educación para atender a la diversidad de los alumnos, van encaminadas hacia la inclusión, como la respuesta educativa más coherente con los derechos humanos y la equidad. El foco de atención ha estado centrado en el déficit, dejando de lado un porcentaje importante de la población de los educandos que son los niños que tienen “facilidad para aprender”, o que presentan ritmos y velocidades de aprendizaje más avanzados que el resto de sus pares, ellos, se las arreglan solos, lamentablemente no cuentan con propuestas pedagógicas pertinentes a su nivel y se encuentran sumamente desmotivados ; estos niños, también necesitan una educación de calidad, una educación que responda a sus requerimientos y no una educación que los estanque y no les permita seguir avanzando según sus niveles y logros de aprendizaje, con lo cual, desde una perspectiva democrática, es nuestro deber como sociedad entregar una educación que responda a las necesidades de los alumnos con talento académico, del mismo modo que nos preocupamos y brindamos educación de acuerdo a sus requerimientos a los alumnos de aula regular y a los alumnos que presentan algún déficit.