Su «vikingo» semblante contrapuntea irónicamente con el sonido «mulato» de su piano. Ernán López-Nussa (La Habana, 1958), representa una suerte de portador-practicante de antiquísimos saberes musicales que aún se cuecen en ese ajiaco hirviente –parafraseando sacrílegamente el maestro Ortiz– que es la cuenca caribeña. Esta estirpe creativa –que oscila entre la técnica académica más depurada y la intuición popular como factor determinante– le distingue entre los creadores representativos de la tradición jazzística cubana. El presente trabajo apela a los saberes semióticos para determinar cómo en las versiones «sacrílegas» de obras "de concierto", Ernán López-Nussa maneja códigos significantes aprehendido como parte de sus experiencias musicales con la música académica euro-occidental, la música popular bailable cubana y el jazz, para resignificarlas en una suerte de resultado sonoro transcultural.