A nivel mundial y en cada país, para que los Estados puedan cumplir con su obligación constitucional de velar por el bien común y proporcionar a la población los servicios básicos que ésta requiere, necesita de recursos que provienen principalmente de los tributos pagados por los contribuyentes en la modalidad de personas naturales o jurídicas. El análisis del sistema tributario, en particular del considerado como no petrolero, recobra una importancia crucial en la actualidad porque la disminución acentuada de la recaudación proveniente de la actividad petrolera abrió de manera casi permanente brechas fiscales considerables en los últimos años, acentuadas por una creciente demanda de gasto público para atender el servicio de la deuda pública y el gasto de orden social, (García 1996:174). Al hacer referencia a las personas naturales, Ruiz (2005:21), establece “se trata del individuo natural, persona biológicamente establecida”; así pues las personas las que conforman una entidad, organización, parroquia, municipio, estado, país. Pero más allá de la importancia de contar con personas, mejor aún es contar con ciudadanos y ciudadanas que desarrollan una Cultura Tributaria.