Julián Cendoya Echeverría representa dentro de la minoritaria inmigración vasca radicada en la ciudad de Santiago de Cuba el caso más significativo. Los primeros negocios que estableció en la urbe los ejecutó mediante apoderados debido a que radicaba en Estados Unidos para la época. No fue hasta el año 1898 que se estableció de manera transitoria en Santiago, plaza escogida por el para el aumento de su capital y para el lanzamiento de las carreras de sus hijos como comerciantes. Su inserción en la economía estuvo enmarcada en la esfera comercial, tanto como comerciante individual y como socio, ya fuera gerente o comanditario, de sociedades mercantiles dedicadas al fomento de diversos rubros. Constituyó sin dudas uno de los comerciantes más prósperos de la ciudad. Aunque su muerte ocurrió en 1926 en el país norteño, su legado comercial en la urbe oriental cubana estuvo presente hasta el año 1959.