El 9 de junio de 2012 el Consejo General del Trabajo Social de España aprobaba por unanimidad el nuevo Código Deontológico de la Profesión. Sería éste el punto final y no de comienzo de este trabajo de investigación, que como todo proceso científico partió del desconocimiento, de la misma duda que nos hace buscar, aventurar respuestas y, al menos en nuestra profesión, actuar en consecuencia. ¿Qué es realmente el trabajo social? ¿Cuál es su esencia última? Esta pregunta me vino rondando a lo largo de toda mi formación, y cuanto más conocía al respecto más ignorante me sentía. Compartimos teorías, métodos de investigación, modelos de acción, ámbitos de actuación, compartimos terrenos, estructuras y valores, compartimos casi todo, pero de manera distinta. Si algo hace del Trabajo Social una disciplina única, y necesaria, es la manera en que afronta la realidad, el modo en que pretende acercarse ella, mancharse las manos y actuar desde el respeto y la búsqueda de la autodeterminación y el bienestar de todos sus elementos. Es por tanto la ética profesional la que caracteriza y distingue al Trabajo Social y, en consecuencia, sus Comisiones Deontológicas las que le dotan de valor.