La danza es el arte más antiguo de la humanidad. No es sólo una manifestación física, sino un tipo de expresión sexual presente en todas las culturas. El ritmo podría tener implicancias sexuales genuinas y proporcionar un medio para lograr sensaciones placenteras. Podría ser una manera de insinuarse, un preámbulo del sexo en donde existiría un coqueteo constante. El baile desarrolla la comunicación no verbal, a través de movimientos corporales, de los roces y posturas sugerentes y podría aumentar el deseo sexual. Considerando los beneficios que proporcionaría la danza, creemos que podría ser una opción válida en el tratamiento de disfunciones sexuales. Investigamos distintos tipos de bailes: danza árabe, clásica, contemporánea, folklórica, jazz, latinas y tango. Todas ellas despiertan emociones y sentimientos. Nos transportan, acentúan la creatividad, liberan endorfinas, proporcionando sensación de bienestar y euforia, pudiendo facilitar el sentirse más liberados y sexuales. Además, podrían ser una fuente de ayuda en la ansiedad sexual, por su propiedad de relajación y desconexión de lo cotidiano, contribuyendo a que la pasión fluya más libremente.