La sobrevida de los pacientes con cáncer ha mejorado como resultado del efecto beneficioso de la quimioterapia y de los anticuerpos monoclonales dirigidos contra los receptores 2 de factor de crecimiento epidérmico humano como el trastuzumab. Los tratamientos, sin embargo, se acompañan de conocidos efectos cardiotóxicos, que en algunos pueden ser leves y asintomáticos pero que en sus formas más graves pueden provocar insuficiencia cardíaca lo cual empeora seriamente el pronóstico. Varios tratamientos contra el cáncer se han asociado con el riego potencial de cardiotoxicidad, entre ellos: antraciclinas, el 5-fluorouracilo, la ciclofosfamida, los inhibidores de tirosina quinasa, el factor de crecimiento endotelial vascular, inhibidores de puntos de control inmunológico, los antagonistas de HER-2, así como la radioterapia. La mayoría de los datos publicados sobre cardiotoxicidad, sin embargo, están centrados en las antraciclinas y el trastuzumab. En este trabajo se expondrá la utilidad de betabloqueantes solos y en terapia combinada con inhibidores de la enzima convertidora (IECA) para la prevención de cardiotoxicidad en pacientes con cáncer tratados con antraciclinas y trastuzumab.