Los edificios son responsables del 40% del consumo de la energía y del 36% de las emisiones de CO2 según el U.S. Green Building Council. Un aspecto crítico en la lucha contra el cambio climático es la baja reflectividad solar de la envolvente de edificios y espacios públicos (calles y carreteras). El albedo global se reduce no solo por la pérdida de superficie nevada sino también por el colosal aumento se superficie urbanizada de baja reflectividad solar (asfaltado)). Para contrarrestar el aumento de la temperatura y el efecto isla de calor urbano la primera opción es aumentar la capacidad de reflejar la radiación solar de las superficies. Los llamados pigmentos refrescantes o “cool pigments” reflejan la componente infrarroja de la luz solar manteniendo la calidad del color, atemperando la superficie y el interior de los edificios. En pinturas se utilizan pigmentos orgánicos vivos pero inestables y de reflectividad solar baja en muchos casos. Nuevos pigmentos inorgánicos aptos para cerámica, son una alternativa por su durabilidad, estabilidad y alta reflectividad solar. Este libro describe las características y tipología de los pigmentos inorgánicos refrescantes.