La pérdida de Filipinas, en el contexto del denominado Desastre del 98, acabó, de facto, con el Imperio español e inició, por su lado, un nuevo proceso colonizador por parte de nuevas potencias emergentes. Estados Unidos, el gran vencedor del Imperialismo (1871-1918), intentó borrar de manera sistemática todo rastro de legado español en Filipinas. Sin embargo, y a pesar del esfuerzo de las autoridades, algunos de estos vestigios sobrevivieron a la colonización estadounidense de Filipinas, e incluso, a la Segunda Guerra Mundial, conformándose, a día de hoy, como parte de la identidad del país del sudeste asiático. La presente obra recoge buena parte del patrimonio material e inmaterial que dejaron los españoles, tras casi cuatro siglos, en el archipiélago filipino. La recuperación, restauración y puesta en valor del mismo es, todavía, una asignatura que ambos países, otrora hermanados, tienen pendiente.