La egolatría e intolerancia epistémica ha creado un mundo lleno de desigualdad. México no es la excepción; nuestra diversidad étnica y cultural es enorme y hemos hecho todo lo posible para desmantelarla. Pero como lo comento en este libro, increíblemente y a pesar de todo, muchas comunidades indígenas han resistido al epistémicidio sistemático. Es momento que hagamos cambios, estoy convencido que tenemos las herramientas necesarias para lograr una integración justa de nuestra heterogeneidad cultural, contamos con los medios institucionales para proteger a estas sociedades de las arbitrariedades del gobierno. El juicio de amparo puede ser el medio de protección de los derechos colectivos fundamentales más eficaz del mundo, sólo tenemos que nutrirlo con cambio de paradigmas, atrevernos a ver al Derecho como algo más que normas y a utilizarlo para armonizar relaciones sociales y tender puentes cognitivos. A respetar y no temer a la diversidad epistémica, a conocer nuevas cosmovisiones, esta pluralidad cultural no nos hace ajenos, nos convierte en cómplices en la creación de un mundo más rico por diverso y más digno por humano.