El estudio de la identidad se plantea como un problema de realización existencial, que no recae absoluta ni exclusivamente sobre cada individuo, sino que se alcanza en la relación con los demás. Considera la finitud del sujeto, que no es capaz de una justificación total. La investigación resulta oportuna para contrarrestar la mentalidad moderna que se centra en una identidad perfecta, alcanzable con las propias fuerzas y que es tarea de cada individuo. Estudiar este punto nos recuerda la importancia del reconocimiento en la configuración del yo, algo que va más allá del anonimato de la red social. Existen dos tipos de permanencias que nos acompañan y se pueden reconocer en la experiencia: el carácter y la promesa. La última adquiere una importancia especial por su carácter relacional y porque ayuda a rescatar el sentido de fidelidad que se está perdiendo en la actualidad. Mantener la palabra expresa un mantenerse a sí de modo concreto, donde el quién de cada uno se edifica según como se mantiene ligado a su palabra. Desafiar el cambio es un proceso que configura a la persona y se pone a prueba a lo largo de una existencia fiel a las promesas.