Tras el golpe de Estado de 1973, la Iglesia católica chilena, manteniendo la línea de la doctrina social implementada durante el siglo XX, optará por defender a las víctimas de la dictadura, posicionándose, en medio de la crisis institucional que vivía el país, como el elemento de mayor contención y resistencia frente a la grave represión que se ejerció durante aquellos años. Esta investigación se centra en dos aristas de dicha resistencia. Por una parte, se encuentra la labor de la Vicaría de Pastoral Obrera, que se circunscribe dentro del marco de resistencia de la clase trabajadora, manifestando abiertamente una postura de defensa de este sector social. Por otra parte, se encuentra la labor de la Iglesia Católica en la población La Victoria, la cual se centra en una serie de acciones de contención y resistencia llevadas a cabo por religiosos y laicos de la comunidad cristiana del sector, donde se destaca la labor de los sacerdotes franceses André Jarlán y Pierre Dubois.