Hoy la Mediación es un mecanismo procedimental a nivel mundial que se encuentra ya asimilado, tanto por la justicia reparadora como por la restaurativa, alcanzando una expansión espectacular a pesar de sus límites, detractores y de los impedimentos legales que aún existen. Prueba de ello es la rápida producción legislativa, que me ha constado, ha aparecido en los últimos años. Si la Mediación, como proceso alterno de gestión de conflictos se mantuviera dentro de la naturaleza con la que exitosamente fue creada, respetando su autonomía, principios y valores sociales, entonces se podría convertir en el camino idóneo para lograr coadyuvar con la solución de todo tipo de conflictos humanos, moviendo, reubicando y transformando con ello, a los demás elementos que conforman nuestro sistema de Justicia Social permitiendo el florecimiento de la llamada Justicia Restaurativa.