Para la distribución del ingreso, ¿puede pensarse, en forma análoga que para la asignación eficiente de los recursos, en una solución dual, como un resultado espontáneo de la sociedad, por una parte, o como una construcción impuesta por una autoridad central, por otra? Para demostrar que esta pregunta es pertinente, que su tratamiento es necesario para que la teoría económica pueda ofrecer alternativas de política económica que no pasen únicamente por acciones directas a ser llevadas a cabo por un gobierno, recorremos caminos pertenecientes al modelo neoclásico de equilibrio general y bienestar, a la historia del pensamiento económico, a las teorías económicas de la justicia y a la antropología y sociología económica. Nuestro modelo evolutivo de redistribución voluntaria utiliza el replicador dinámico y permite calcular la utilidad conjunta diferencial para la sociedad cuando sus integrantes deciden aportar al bien público definido como el bienestar de la población que se encuentra bajo la linea de pobreza. El equilibrio resultante no solamente cumple con la condición de Samuelson sino que al generar el bien relacional, la aprobación social, puede calificarse como Pareto superior.