La familia, como núcleo primario y más importante de educación infantil, es responsable no solo de la formación en valores, sino que además se convierte en el ambiente esencial donde se forjan la independencia, la autonomía y el pensamiento crítico desde temprana edad. Y si bien, este acompañamiento familiar es un pilar importante en la educación de los niños, en la actualidad, se ha visto un evidente incremento en la ausencia de los padres frente al proceso de formación, esto como resultado de la falta de tiempo, horarios laborales, entre otros factores socio económicos que afectan las dinámicas familiares y por consecuencia los entornos escolares. Teniendo en cuenta lo anterior, se hace necesario motivar y orientar a las familias en cómo trabajar asertivamente las habilidades para desarrollar dicho pensamiento crítico, específicamente la toma de decisiones y la resolución asertiva de conflictos, a través de la argumentación y la vivencia diaria de experiencias sociales.