Las fresas ya eran apreciadas por los romanos, pero se trataba de fresas salvajes o fresas del bosque. Su cultivo no empezó realmente hasta el Renacimiento. Como las frambuesas, las fresas fueron dejadas de lado durante mucho tiempo por los jardineros, que sólo veían en ellas un fruto que servía para ocupar a las mujeres y los niños. Su cultivo permitió obtener variedades con frutos más grandes y, sobre todo, temporadas más largas. Producidas exclusivamente las fresas orgánicas han sido seleccionadas por su calidad gustativa. Cada variedad goza del mejor terruño. Una recolección en el momento de madurez óptima, un pliego de condiciones para la producción y una trazabilidad continua constituyen la seguridad que ofrecen los Fruticultores de un producto perfectamente sano.