Se ha reconocido que el consumo de alcohol y tabaco está relacionado con problemas de salud pública que dañan a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad; entre ellos a adolescentes y jóvenes que se encuentran en una etapa de la vida donde pueden ser influenciados por el consumo de alcohol y tabaco y otras sustancias psicoactivas (Matute y Pillon, 2008), el cual, a su vez, a través del consumo excesivo de alcohol y tabaco ocasiona millones de muertes en el mundo cada año. Según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT, 2016-2017) muestra que la prevalencia para el consumo de estas sustancias comienza durante la edad de 12 a 65 años, lo cual provoca difusiones y discapacidad en una etapa relativamente temprana, La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2010), expresa que el alcoholismo en numerosos países ya es de uso nocivo entre jóvenes lo cual reduce el autocontrol, lo cual conduce a adoptar conductas de riesgo, por lo que, cinco de cada diez primeras causas de mortalidad están relacionada directa o indirectamente con el abuso de consumo de alcohol (Secretaria de Salud [SSA], 2010).