Si bien educación y la escolarización se convirtieron en el mayor de los dispositivos Foucault (1985) de integración entre los individuos y la sociedad, cada colectividad impone la formación de un "modelo de hombre" que asimila y reproduce de acuerdo a normas y patrones hegemónicamente validados. Efectivamente, en la era de la modernización y como estrategia de disciplinamiento los modelos educativos disponen de formas más o menos claras, de materialización de estos planteamientos a través de mecanismos como la educación y socialización de los menores objetos de la intervención. De esta manera, se construye una Pedagogía tradicional que ha considerado la escuela como un organismo situado por encima de los conflictos sociales, desvinculada del entorno socio - político y, por lo tanto, ideológicamente neutral. Sin embargo, la diseminación de lineamientos de este calibre, les ha sido funcional a patrones de sojuzgamiento que no solamente han entrabado el proceso de asimilación y validación de conocimientos; sino también de marginación social, política y económica, como quiera que su corpus vulnera procesos de identidad y reconocimiento.