La participación de México en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) fue un importante paso adelante para la consolidación del programa de reestructuración económica y de incorporación del país al proceso de globalización. La apuesta fundamental del gobierno mexicano se concentró en los Estados Unidos de Norteamérica. En un inicio, México, Estados Unidos y Canadá no contemplaron dentro del TLCAN las repercusiones ambientales de la apertura comercial. Fueron diversos grupos ambientalistas los que empezaron a ejercer presión sobre asuntos colaterales implicados en el Tratado, a saber, el deterioro ambiental y las cuestiones laborales. La unión de varios grupos ambientalistas tri-nacionales dio lugar a los acuerdos paralelos sobre medio ambiente. Su intención era proteger las fronteras comunes frente al deterioro ambiental que la apertura económica podría causar. Este libro muestra de qué manera se configuraron las negociaciones sobre el cuidado ambiental bajo el TLCAN firmado por México, Estados Unidos y Canadá y los resultados a dieciséis años de vigencia.