La obra analiza el nacimiento del Neoliberalismo en el mundo occidental a principios de los años ochenta; así como su posterior traslado a Latinoamérica como respuesta a la crisis de la deuda externa desatada en ese continente. Para que América Latina pueda salir de esa crisis y del subdesarrollo, el autor propone empezar a caminar por el sendero de una economía libre, cuyo trazado se inspire en los principios básicos de la economía como ciencia social. Partiendo de ese objetivo, elabora una propuesta concreta para alcanzar el tan ansiado desarrollo a través del fortalecimiento de la clase media; de la creación del Peso Latino como moneda común y como instrumento de unidad regional; de la elaboración de políticas aplicables a las condiciones y circunstancias propias de cada uno de sus países; así como de la implementación de la equidad económica como política de Estado.