El marxismo es una defensa de la filosofía, del pensamiento racional que no se autolimita ni se rinde al autocercenamiento positivista. Toda la ciencia se funda en proposiciones racionales que no pueden ser decididas empíricamente. Sin imaginación teórica, sin especulación racional, no hay conocimiento científico. La teoría es una elaboración reflexiva general de las acciones o prácticas humanas, también de las prácticas científicas. El oficio filosófico nos permite plantear problemas nuevos, tratar temas surgidos de las ciencias pero que estas no están aún en condiciones de examinar con su instrumental, abordar la generalización crítico-racional de los resultados de las disciplinas particulares, desarrollar el criterio heurístico y es fuente de hipótesis racionales interesantes, que son el factor dinamizador del despliegue del conocer, sujetas entonces a posible control fáctico. La tarea de la filosofía, como onto-epistemología, es contribuir a crear condiciones intelectuales para el desarrollo de las ciencias; formular el sentido general de la investigación, en sus distintos niveles.